Yrigoyen fue electo presidente nuevamente en 1928, para un período que debió ser 1928-1934, derrotando a una coalición de conservadores y radicales antipersonalistas.
En 1929 se produjo la Gran Depresión mundial. El radicalismo dirigido por Yrigoyen no supo responder a las nuevas tendencias socio-político económicas que la crisis estaba señalando, en un contexto de desintegración de todo un paradigma económico mundial.
Yrigoyen intervino las provincias de Mendoza y San Juan, gobernadas por radicales opositores (el lencinismo en la primera, y el bloquismo de los Cantoni en la segunda). A fin de año, el Senador opositor mendocino Carlos Washington Lencinas fue asesinado por un militante yrigoyenista. El crimen causó estupor en el país; lógicamente, Yrigoyen fue acusado de haberlo ordenado, aunque no es probable que ello haya ocurrido. Un mes más tarde, hubo un atentado anarquista contra Yrigoyen al salir de su casa para ir a la Casa de Gobierno.

Golpe: manifestantes saquean la casa de Yrigoyen.
El año 1930 se inició con otro asesinato de un opositor en una provincia intervenida por el gobierno, el del abogado bloquista Manuel Ignacio Castellano. El 2 de marzo se realizaron las elecciones parlamentarias, en las que la Unión Cívica Radical perdió estrepitosamente en la Ciudad de Buenos Aires, frente a los 100.000 votos obtenidos por el Partido Socialista Independiente, seguidos del Partido Socialista original, con 84.000. Los radicales obtuvieron 83.000. En todo el país, la UCR retrocedió en su caudal electoral, obteniendo 655.000 votos, mientras la oposición alcanzó 695.000 (Luna,349).
En plena crisis económica y política, y cuando aún faltaban cuatro años para las elecciones presidenciales, la debilidad del gobierno de Yrigoyen se hizo crítica. El radicalismo estaba completamente dividido y el gobierno no tenía diálogo con la oposición.
El hecho más importante y duradero del segundo gobierno de Yrigoyen fue la decisión tomada el 1 de agosto por parte de la empresa petrolera estatal YPF de intervenir en el mercado petrolero para fijar el precio y romper los trusts.
37 días después, el 6 de septiembre de 1930, fue depuesto por el primer golpe de estado de la época constitucional, apoyado por la prensa, el ejército y la oposición conservadora. La clase media, clave para su llegada al poder, había dejado de respaldarlo tras la debacle económica.[1] Varios historiadores han vinculado, al menos parcialmente, el golpe militar con la decisión de YPF. En el curso del golpe de estado, turbas de manifestantes ingresaron a la casa de Yrigoyen para saquearla.
En 1929 se produjo la Gran Depresión mundial. El radicalismo dirigido por Yrigoyen no supo responder a las nuevas tendencias socio-político económicas que la crisis estaba señalando, en un contexto de desintegración de todo un paradigma económico mundial.
Yrigoyen intervino las provincias de Mendoza y San Juan, gobernadas por radicales opositores (el lencinismo en la primera, y el bloquismo de los Cantoni en la segunda). A fin de año, el Senador opositor mendocino Carlos Washington Lencinas fue asesinado por un militante yrigoyenista. El crimen causó estupor en el país; lógicamente, Yrigoyen fue acusado de haberlo ordenado, aunque no es probable que ello haya ocurrido. Un mes más tarde, hubo un atentado anarquista contra Yrigoyen al salir de su casa para ir a la Casa de Gobierno.

Golpe: manifestantes saquean la casa de Yrigoyen.
El año 1930 se inició con otro asesinato de un opositor en una provincia intervenida por el gobierno, el del abogado bloquista Manuel Ignacio Castellano. El 2 de marzo se realizaron las elecciones parlamentarias, en las que la Unión Cívica Radical perdió estrepitosamente en la Ciudad de Buenos Aires, frente a los 100.000 votos obtenidos por el Partido Socialista Independiente, seguidos del Partido Socialista original, con 84.000. Los radicales obtuvieron 83.000. En todo el país, la UCR retrocedió en su caudal electoral, obteniendo 655.000 votos, mientras la oposición alcanzó 695.000 (Luna,349).
En plena crisis económica y política, y cuando aún faltaban cuatro años para las elecciones presidenciales, la debilidad del gobierno de Yrigoyen se hizo crítica. El radicalismo estaba completamente dividido y el gobierno no tenía diálogo con la oposición.
El hecho más importante y duradero del segundo gobierno de Yrigoyen fue la decisión tomada el 1 de agosto por parte de la empresa petrolera estatal YPF de intervenir en el mercado petrolero para fijar el precio y romper los trusts.
37 días después, el 6 de septiembre de 1930, fue depuesto por el primer golpe de estado de la época constitucional, apoyado por la prensa, el ejército y la oposición conservadora. La clase media, clave para su llegada al poder, había dejado de respaldarlo tras la debacle económica.[1] Varios historiadores han vinculado, al menos parcialmente, el golpe militar con la decisión de YPF. En el curso del golpe de estado, turbas de manifestantes ingresaron a la casa de Yrigoyen para saquearla.
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